11 jul 2010

la sangre de un texto idiota

la noche en el pecho, y un peso enorme sobre la nuca, mira a lo lejos y busca evitar ese punto muerto en el paisaje, esa inmovilidad que oscurece los extremos, que concentra lo que queda de ellos en la nada y los hace desaparecer, nada emite sonido, y no hay silencio.

No hay respuesta, pero se evitan las preguntas, desde acá lo sabe todo y a la vez no sabe nada. ni intentándolo se puede buscar la punta del nudo, pero se ve tan hermoso así armado que da pena ese ímpetu por deshacerlo...
ya todo le habla y una melodía le revuelve la cabeza, todo tiene el mismo gusto y el hambre no se siente en la panza, el paladar unido a la lengua con un leve gusto a sangre y veneno y una escarcha impenetrable fractura su cráneo.

quien diría que esa música no para nunca y reproduce ese código indescifrable. quien diría.

una carta mal jugada desaparece para regresar en los sueños, no se distingue una palabra mas, no hay respuesta, no se busca nada de eso. puntos comas y silencios hacen de la pausa una lágrima